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En el aniversario del asesinato de Rabin, por Raphael Schutz, embajador de Israel en España



Mañana, 4 de noviembre, es el decimotercer aniversario del asesinato del primer ministro de Israel Yitzhak Rabin por un extremista. Muchos artículos e incluso libros se han escrito sobre el significado del asesinato y las implicaciones del mismo en diferentes ámbitos. Me centraré sólo en dos aspectos: las consecuencias que ha tenido para la democracia israelí y cómo ha influido en las relaciones de Israel con sus vecinos palestinos.

El asesinato fue la culminación de un proceso de polarización ideológica experimentado por la sociedad israelí con el trasfondo de los acuerdos de Oslo. Rivalidades políticas legítimas se fueron deteriorando en aquellas semanas, derivando en manifestaciones de hostilidad y odio. La violencia estaba en el aire. El asesinato, por chocante que fue, no tenía por qué sorprender a quienes leyeron correctamente el mapa de la realidad. Hoy es fácil llegar a esa conclusión, pero en 1995 muy pocos lo hicieron. La mayoría de los israelíes -políticos y responsables de seguridad incluidos- pensamos entonces: nuestra democracia es fuerte e inmune ante este tipo de fenómenos. Nos equivocamos.

En el corto plazo, el trágico asesinato frenó la escalada del odio; un proceso interno de reflexión condujo a un descenso en los niveles de la discusión y a la vuelta del debate democrático a líneas aceptables y legítimas. Pero temo que no se ha hecho lo suficiente. Hoy, cuando existe la posibilidad de que estemos próximos a una toma de decisiones críticas en las negociaciones con nuestros vecinos, la violencia política vuelve a asomar su cabeza en la sociedad israelí. Hace sólo un mes fracasó, milagrosamente, un atentado contra la vida del profesor Zeev Sternhell, una figura prominente en el campo de la izquierda sionista israelí. Es un hecho muy preocupante. La democracia israelí no puede permitirse otro asesinato político.

A principios de la década de los años setenta, la primera ministra de Israel, Golda Meir, dijo: "El pueblo palestino no existe". Hace algunos meses, el primer ministro dimitido, Ehud Olmert, decía: "Si al lado de Israel no va a existir un Estado palestino independiente, Israel tampoco podrá existir como Estado judío y democrático".

Yitzhak Rabin tuvo un papel importante y central en este profundo cambio de percepción y en el recorrido que han hecho la opinión pública israelí y sus líderes en este lapso de tiempo. Rabin, nacido en Tel Aviv en 1922, no responde al "perfil clásico" de un hombre de paz. Fue un militar que luchó en todas las guerras de Israel, desde la batalla por su independencia en 1948 hasta la Guerra de los Seis Días en 1967, en la cual ocupó el puesto de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas bajo el Gobierno en el que Golda Meir ocupaba un puesto como ministra. Cuando ella llegó a primer ministro, él fue nombrado embajador en Estados Unidos y luego ministro de Trabajo en su Gabinete. No hay motivo para suponer que cuando ella dijo "el pueblo palestino no existe", él no estuviera de acuerdo con ella.

Pero Rabin tenía una virtud bastante infrecuente, que es la que diferencia a un político de un estadista: sabía cambiar. En su calidad de patriota israelí y sionista en algún momento entendió que la existencia de Israel como Estado judío y democrático requería un cambio drástico en las posiciones de Israel y es lo que le lleva a tomar la decisión de reconocer a la OLP y luego a la Autoridad Palestina.

Como en cualquier episodio histórico, es difícil saber qué hubiese pasado si las balas del asesino no hubieran segado su vida en el corazón de Tel Aviv. Pero una cosa está clara: el consenso que existe hoy en Israel en cuanto a la necesidad de un Estado palestino junto a Israel se consiguió en gran medida por la decisión de Rabin. Un consenso que en la actualidad abarca también sectores muy significativos de la derecha, que en su momento estaba contra la decisión de Rabin.

Trece años después del asesinato, se puede decir que la iniciativa de Yitzhak Rabin -dirigida a asegurar la existencia de Israel como Estado judío y democrático- sobrevivió a las balas de su asesino. Para sus compañeros de viaje, sus seguidores y quienes le recuerdan, esto debería servir, en cierta medida, de consuelo.

Fuente: El Pais

Israel celebra un concurso de belleza contra los estereotipos



En la ciudad israelí de Beersheba, secelebra desde hace 15 años un concurso cuyo objetivo es demostrar que se puede ser bella con unos kilos de más, por eso el l único requisito para subirse a la pasarela de belleza que es pesar más de 80 kilos.

La delgadez, no es sinónimo de belleza ni entiende de fronteras o edades. El objetivo del certamen es refrescarnos la memoria: se puede ser guapa y gorda.

El primer paso para llegar al podium es quitarse los complejos, así que las aspirantes a 'miss' desfilaron en la pasarela con trajes de calle y de fiesta, cantaron en el escenario y se animaron a bailar para los asistentes.

Sin envidias, la veintena de chicas que se presentaron al concurso vieron en esta jornada de belleza una forma de conocer gente y hacer nuevas amigas.

Fuente: AP

Una diputada israelí apela la decisión de permitir al Gobierno interino negociar con Siria - Aplausos para el Likud



La diputada del Likud Limor Livnat presentó hoy una petición ante el Tribunal Supremo israelí contra la decisión del fiscal general, Menahem Mazuz, de no ordenar al Gobierno que se detengan las negociaciones con Siria.

La congresista, que se basa en el precedente creado por un dictamen del tribunal en 2001, afirmó que la decisión de Mazuz de que el Gobierno de transición pueda seguir con las negociaciones de paz es "política" y "debe realizarse fuera del diálogo político", según citó el diario israelí 'Jerusalén Post'.

En su petición, Livnat escribió que "debido a que el fiscal general lamentablemente ha evitado un dictamen claro y marcado que prohíba al Gobierno en vísperas de las elecciones llevar negociaciones que podrían atar al próximo Gobierno, no tengo otra opción que apelar al Tribunal Supremo de Justicia".

Livnat también cita el hecho de que el primer ministro, Ehud Olmert, ni siquiera se presenta de nuevo por su partido, el Kadima, y ha dimitido tras ser investigado por presuntos cargos de corrupción.

Por ello, la diputada advierte de que Olmert podría usar sus últimos meses en el puesto para asegurar su legado estableciendo "procesos cuyo resultado puedan tener un impacto considerable el el país durante muchos años".

Fuente: Europa Press

Obama o McCain: Israel es un aliado de Estados Unidos independientemente de quien gane



Cualquiera sea el resultado de la elección presidencial en Estados Unidos, Israel apuesta por mantener una excelente relación con Washington.

"La amistad con Israel es una constante en la política estadounidense que no depende del resultado de los comicios, pues se basa en valores e intereses comunes", declaró a la AFP el portavoz del ministero israelí de Relaciones Exteriores, Yigor Palmor.

De hecho, los dos candidatos visitaron Israel en los últimos meses y durante su campaña hicieron numerosas declaraciones de apoyo al país, que tuvieron amplia repercusión en Israel.

Barack Obama, el 4 de junio pasado proclamó que Jerusalem debe "seguir siendo la capital de Israel" y que "será indivisible".

Sería bueno que las garantías de Barak Obama no sean palabras en el aire con el único objetivo de conquistar el apoyo judío previo a una elección.

Yuval Steintiz, ex presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Knesset (Parlamento), declaró hace tres meses que estaba preocupado por la posición de Obama frente a Irán y destacó en cambio la posición de su rival republicano, John McCain, a quien calificó de "amigo sincero de Israel comprometido por la seguridad y muy activo frente a la amenaza nuclear iraní".

La gran pregunta es si cabe vaticinar grandes cambios en la política exterior de Estados Unidos si gana Obama. En otras palabras, si necesariamente una victoria demócrata conduciría a una política de línea liberal y conciliadora, mientras que una republicana equivaldría a la continuación de la línea dura, por ejemplo, en la lucha contra el terrorismo a nivel internacional.

El profesor Eytan Gilboa, experto en Estados Unidos en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Bar Ilan da un ejemplo concreto: “En lo referente a las relaciones bilaterales con Israel, no veo una situación en la que mañana alguno de ellos rompa relaciones con Israel, lo dañe o lo presione fuertemente”.

Según Gilboa, “Barack Obama (si gana) cambiará la política de George W. Bush, pero no podrá ser radical”. Y “si intenta una política suave porque considera que ése es el interés de Estados Unidos, pero ésta no funciona, pues pasará a una más dura”.

Por su parte, el profesor Ephraim Inbar, director del Centro Begin-Sadat de estudios estratégicos, aclara que el proceso de paz entre Israel y sus vecinos no será el primero a tratar ni el primordial sobre la escala de importancia.

Primero vendrá la economía, la salud, varios temas de carácter interno de Estados Unidos, pero la política exterior, cabe suponer, no dejará de ser un tema clave para el presidente de la gran potencia mundial.

De todos modos, hablar de ese tema en Medio Oriente significa no sólo el proceso de paz entre Israel y los palestinos, sino también Irán, la tensa situación en Irak, Afganistán y Paquistán.

Fuente: AFP

Surge un nuevo partido de derecha en Israel a partir de la unión de otros cuatro



La unión del Partido Nacional Religioso, el Sindicato Nacional, el Tkuma y el Moledet dio origen hoy a un nuevo partido israelí de derechas que aún no tiene nombre pero cuyos fundadores ya han afirmado en la Knesset (Parlamento) que ofrecerá una "nueva agenda nacional, encabezada por la educación y la moralidad judías".
Otros puntos clave de su agenda serán la identidad judía de Israel, el bienestar social y la construcción de barrios judíos, así como diversas cuestiones del ámbito de la diplomacia y la seguridad. El nuevo partido presentará una única lista a la Knesset y sus miembros serán elegidos por un comité dirigido por el comandante general Yaakov Amidror.

Zevulun Orlev, del Partido Nacional Religioso, afirmó que la nueva formación representa la "unidad del grupo sionista religioso". Cualquiera puede presentar su candidatura para optar a un escaño en la Knesset y no tienen preeminencia los actuales diputados.

Orlev destacó que la fusión de cuatro partidos diferentes no tiene precedentes. "Tras 27 años de divisiones, nosotros optamos por un gesto de unidad", dijo, y añadió que esta integración representa su "esperanza de volver a gobernar el país, en lugar de ver a la oposición como una opción por defecto".

Por su parte, el diputado Zvi Hendel explicó que el nuevo partido ha colocado la educación entre sus prioridades al constatar el éxito de la tendencia política que representan "en el sistema educativo nacional-religioso". "Hubo unos años en los que nos preocupaba lo que dirían los no religiosos y los de izquierdas, pero hoy todo el mundo se da cuenta de que la educación lo es todo", añadió.

En relación con la ideología sionista del partido, Hendel opinó: "Creo que todo Israel es nuestro, pero en la práctica deberemos dividirlo". "La cuestión es cómo, y qué principio subyace en ello", agregó. La formación política recién nacida ha pedido la participación de los ciudadanos para elegir su nombre.

Fuente: Europa Press

 
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